Memoria

13-12-2007
Nunca debió pasar. Esa es la sentencia más fuerte. Pero casi nunca los símbolos que intentan representar un pasado cruel logran decirlo con toda la contundencia. Se diluye en las lagunas que reposan en las profundidades de la memoria. Ese día, Putin le puso un traje negro a su cuerpo de hierro. Por primera vez su gobierno rendía homenaje a las víctimas de la época del totalitarismo comunista. Fue una "tragedia de colosal envergadura", dijo. Durante años, la dureza y la premura se han tragado las lágrimas de Rusia.

La conmemoración cobra especial relevancia este año en el que se cumple el 70 aniversario del inicio de las purgas masivas adelantadas por Stalin y su comparsa. Putin puso una corona de flores al lado de una cruz proveniente del primer campo de concentración de los bolcheviques, situado en el archipiélago de Solovkí, en el Mar Blanco. No obstante, sus palabras trataron de justificar esa tragedia. "Todos sabemos muy bien que, aunque 1937 se considera el punto máximo de la represión, ese año fue bien preparado por los años de crueldad anteriores".La simbología cumple parte de su efecto.

Los viejos caminos almacenados en la memoria se vuelven a conectar. Y aparecen los recuerdos. Osip Mandelstam, pobre, enfermo. Desterrado a la frontera con Ucrania por haber escrito un duro poema a Stalin; al final muere en un campo de trabajos forzados en Siberia. Isaak Babel y sus relatos, perseguidos, torturados y finalmente fusilados; varios años después se le exime de toda culpa. Sus nombres se suman a los cerca de 700 mil ejecutados y 8 millones de presos políticos. Sólo hasta los años ochenta comenzaron los rusos a enfrentarse con estas huellas de su periodo "glorioso". Memoria y vergüenza empezaron a caminar juntas.

Osamentas y dignidades están siendo recuperadas en el mundo luego de haber sido sofocados totalitarismos, dictaduras y confrontaciones bélicas de todo tipo. Lo intenta hacer España 70 años después de iniciada una guerra civil que enquistó a Franco en el poder. Lo continúa haciendo Centroamérica luego de la cadena de dictadores y los conflictos armados que la acompañaron durante casi todo el siglo XX. Y lo vienen haciendo los países del Cono Sur dos décadas después de caídas sus dictaduras.

Un esfuerzo que busca recuperar la dignidad de los que perecieron y de impartir justicia a los perpetradores que todavía viven. Ejemplar. Sin embargo, cada uno de estos esfuerzos debería ser una lección de lo que no debió pasar y de lo que no debería volver a pasar. Porque con cada caso de estos los seres humanos cercenan un poco de su humanidad.

Dentro de estos esfuerzos, ahora le corresponde el turno a Colombia. Un país que intenta avanzar hacia la reconciliación y la verdad sin haberle encontrado aún una salida a su prolongado conflicto. A principios del año próximo, la Comisión de Reconciliación presentará una ruta de trabajo para avanzar hacia una memoria histórica. En ella se indagará ¿cómo se vivió el conflicto?, ¿cómo impactó?, ¿qué huellas dejó? Buscará llegar a una "memoria integradora" de los múltiples relatos. Importante. Pero insuficiente.

La memoria sobre un periodo cruel debe ser más que una metodología historiográfica y una integración de relatos. Debe ser también una profunda lección ética sobre la inutilidad y pobreza de la violencia. Respuestas a otras preguntas debieran sumarse para evitar hasta donde sea posible una repetición: Qué tan diferentes somos de los perpetradores. Hasta dónde pueden llevarnos los ideales o los odios. Cuánta de la identidad violenta debe marcar a las nuevas generaciones. Cuánta humanidad se ha perdido. Si estos cuestionamientos desbordan la labor de la Comisión, entonces tendremos que acompañarla desde afuera con ellos.

"Comprendo ahora que se trataba de una enfermedad", afirmaba Osip Mandelstam para referirse al monolitismo que avivó el desarrollo de la violencia estalinista. Mandelstam no conocía de dictadores y conflictos futuros. Ni conocía de estas tierras.

>>Publicado originalmente en:
http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/otroscolumnistas/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-3864355.html