Buscando justicia

13-01-2007
Para América Latina, este año que termina no ha sido sólo de elecciones; también ha sido un año en el que continuó buscando justicia. Aunque el siglo XXI camina acelerado, aún persisten restos dolorosos del siglo XX que no se han curado. Dos décadas después de la caída de las últimas dictaduras que trajo la “guerra fría”, víctimas directas y familiares presionan desde el río grande hasta la Patagonia para que los estados se pronuncien revelando la verdad completa e impartiendo justicia. En esta dirección hay que destacar varios hechos importantes que se presentaron el último año.

En América Central sobresale el caso de Guatemala, donde la demanda interpuesta en los tribunales españoles por la premio Nobel de paz, Rigoberta Menchú, contra los militares que participaron en 1980 en la matanza de 37 campesinos que se encontraban en la embajada de España –entre ellos se hallaba también el padre de Rigoberta– dio como resultado la solicitud de extradición por parte del gobierno español del ex dictador José Efraín Ríos Montt y de seis funcionarios más que hicieron parte del gobierno de facto.

En el Cono Sur todos los países fueron protagonistas. Las cortes chilenas despojaron al ex dictador Augusto Pinochet de la inmunidad que él mismo se dio antes de dejar el poder en 1990. En este año que culmina Pinochet fue desaforado en varios casos relacionados con secuestros, torturas, desapariciones forzadas y asesinatos agenciados o promovidos durante su régimen. Aunque Pinochet no pudo ser condenado por ningún caso, sí murió con una avalancha de demandas en su contra que lo atormentaron hasta el día de su cremación.

Tres días después de su deceso, la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de ley que busca acotar la Ley de Amnistía para que deje de cobijar delitos de lesa humanidad o de guerra, con lo cual Chile adecuaría su legislación interna a los tratados internacionales sobre derechos humanos. Una decisión políticamente difícil de tomar en Chile estando el ex dictador con vida.
En Argentina un juez anuló por inconstitucional el indulto a Jorge Videla, quien ejerció el primer gobierno de la dictadura. Así mismo, la Corte Federal ratificó su procesamiento y el de 14 ex jefes militares más por haber participado en el “plan cóndor”. Videla volverá al banquillo en el 2007 para responder por 110 casos de secuestro y desaparición.

Sin embargo, este trasegar hacia la justicia tuvo un signo trágico que debe servir como lección para no sobreestimar a una democracia que en los momentos concluyentes termina mostrando su fragilidad. Un tribunal argentino condenó a cadena perpetua al ex jefe de policía Miguel Etchecolatz por secuestros, torturas y asesinatos perpetrados durante el último gobierno de la dictadura. Pero un día antes de que se dictara la sentencia, las “fuerzas oscuras” –esas que todo mundo siempre puede ver– desaparecieron al testigo principal del juicio, Jorge López, e inundaron con cartas amenazantes los tribunales que llevan procesos judiciales contra ex represores.

Paraguay vio sucumbir también de muerte natural a su ex dictador, Alfredo Stroessner, sin que fuera extraditado por Brasil, donde estaba asilado. La sociedad lo requería para que respondiera al menos por 900 muertes o desapariciones que se le atribuyen a su régimen.

Y en Uruguay fueron condenados seis ex militares y dos ex policías por el secuestro y asesinato de varios ciudadanos uruguayos en la Argentina durante el régimen de facto. Así mismo fue detenido el ex dictador Juan Bordaberry para que responda por los asesinatos de varios congresistas y guerrilleros que se agenciaron desde su gobierno. El año terminó con el establecimiento por parte del actual gobierno de un día de “Nunca más” (19 de junio). Un día que recordará a las víctimas que fueron cegadas durante aquel régimen.

En la Región Andina aparecen los casos de Perú y Colombia. Y aunque lo que sucedió en estos dos países no se puede ubicar en una posdictadura, la búsqueda de la justicia sigue siendo un reto después de un gobierno autoritario, en el primer caso, y de la desmovilización de más de 30.000 paramilitares, en el segundo. Perú prosigue las gestiones para que se concrete la extradición del ex presidente Alberto Fujimori, detenido en Chile, y pueda ser juzgado por crímenes de lesa humanidad en los cuales está implicado.

Finalmente, en Colombia, país que vive un conflicto armado desde mediados del siglo pasado, arrancó el trabajo de la Comisión Nacional de Reconciliación y Reparación, escuchando en varias consultas sociales a las víctimas del paramilitarismo. Y, aunque la guerra prosigue, este año que comienza se espera que prosigan las primeras declaraciones judiciales de ex cabecillas del paramilitarismo en el marco de una polémica ley que busca, entre otras cosas, revelar la verdad y resarcir a las víctimas.

América Latina prosigue esta senda. Demandando justicia. En medio de tribunales que cojean y a ratos con sus dilaciones son cómplices de los victimarios. Prosigue también exorcizando su pasado, aunque los abusadores y sus familias persistan sin vergüenza justificando como necesarias las barbaridades que cometieron desde el Estado o por fuera de él.

Exigir justicia en cada rincón de esta América puede ser una manera de enmendar el dolor, pero es más. Es también un modo de confiar en que las instituciones del Estado pueden ser capaces de convertirse en humanamente justas.

"No es venganza lo que buscamos, sino justicia y la comprensión de lo que realmente ocurrió, para que no vuelva a pasar”, expresó una ciudadana argentina este año que culminó. No obstante ser incrédulos, desearíamos que esas palabras dejaran de tener sentido en los años que vienen.

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